Pablo Catalán, en las instalaciones del Secadero de Cereales Santiago de Grañén.
El joven agricultor Pablo Catalán es el nuevo presidente del Secadero de Cereales Santiago de Grañén. Su elección tuvo lugar tras la última Asamblea General, en la que se procedió a la renovación parcial de los integrantes de la Junta Rectora. La elección del presidente se llevó a cabo mediante votación.
Catalán sustituye en el cargo a José Luis Oria, quien ha cerrado una larga etapa al frente de la entidad tras su jubilación. El nuevo presidente ha querido agradecer públicamente «su trabajo y dedicación durante todos estos años, que han sido fundamentales para el crecimiento y la estabilidad del secadero».
Natural de Grañén, Pablo Catalán representa el relevo generacional al frente de esta SAT referente en la comarca. «Asumir la presidencia es una gran responsabilidad, pero también un orgullo. He crecido aquí, viendo cómo el secadero formaba parte del día a día del pueblo y del trabajo en el campo. Hoy poder aportar mi granito de arena desde dentro, con ilusión y nuevas ideas, es un reto que asumo con muchas ganas», señala.
Entre sus principales retos, Catalán destaca su voluntad de mejorar los servicios y consolidar el papel del secadero como apoyo real para los socios. «Mi objetivo es que el secadero siga siendo atractivo, útil y rentable. Apostar por la innovación, aprovechar mejor los recursos y ofrecer un respaldo real a las explotaciones», apunta.
Asimismo, ha querido lanzar un mensaje directo a los socios y socias: «Estoy aquí para escuchar, para trabajar y para dar continuidad a todo lo bueno que ya se ha hecho. Pero también para adaptarnos a los nuevos tiempos. Quiero que entre todos sigamos construyendo un proyecto fuerte y útil».
Además del nuevo presidente, la Junta Rectora quedó integrada por Héctor Lecina, Raúl Lairla, Javier López, Mariano Ortas, Vicente Marco, Fernando Laguna y Carlos Calmuntia.
Para Catalán, el secadero de Grañén es motor económico y social del territorio, ya que genera empleo, asienta población y además, ayuda a que los jóvenes vean que tienen futuro en el campo. «Si avanzamos juntos, podemos ser parte activa del cambio que necesita el medio rural», concluye.
