Cuando hablo de nuestra comarca como tierra de señorío, no me estoy refiriendo a la acepción del término con el que el Diccionario de la Real Academia define la palabra señorío: gravedad y mesura en el porte o en las acciones. Sino a la otra que dice: Territorio perteneciente al señor. Y que completa con el término lugar de señorío que es el que estaba sujeto a un señor particular, a distinción de los realengos. Tampoco me estoy refiriendo a la época actual sino a los últimos años del siglo XVIII.
Y es que nuestra comarca fue regalada como recompensa por los reyes a un sinfín de nobles que apoyaban a aquellos en sus diversas aventuras, acciones o empresas guerreras. Esta es una de las causas de la deforestación, ya que la mayoría de estos nobles tenían sus feudos en la montaña, y a la vez eran poseedores de inmensos rebaños, que, al bajarlos al llano, deforestaron lo poco que habían dejado los azares de la llamada reconquista, y no el mito de la Armada Invencible. Hasta no hace mucho, en concreto hasta 1837, estos señoríos no fueron abolidos de manera definitiva tras los intentos de 1812 y de 1822, que, si bien dejaron muy menguados los derechos señoriales hasta que no se promulgó dicha ley, siguieron perviviendo como estados autónomos dentro del propio territorio nacional.
Por eso vamos a echar un vistazo a casi todas las poblaciones de nuestro territorio y cómo estaba su situación en la última década del siglo XVIII. ¡Como quien dice, antes de ayer! Pido disculpas porque no están todos lo que deben, y algunos no están porque simplemente no existían. Me estoy refiriendo, claro está, a los pueblos llamados de colonización que surgieron en la Comarca a mediados del siglo XX.
Albalatillo: Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza
Albero Bajo: Duque de Villahermosa
Alberuela de Tubo: Aldea de Sariñena.Lugar de realengo como la propia villa
Almuniente: Conde de Fuentes
Ballerias: Matías Castillo vecino de Zaragoza
Barbués: Conde de Sástago
Bujaraloz: Monasterio de Sijena
Callén: Conde de Atarés
Capdesaso: Aldea de Sariñena. Realengo
Castejon de Monegros: Aldea de Sariñena. Realengo
Farlete: Monasterio de Sijena
Fraella: Duque de Villahermosa
Grañen: Duque de Villahermosa
Huerto: Conde de Fuentes y Comendador de la orden de San Juan de Zaragoza
Lanaja: Monasterio de Sijena
Lastanosa: Aldea de Sariñena. Realengo
Marcén: Obispo de Huesca
Pallaruelo: Aldea de Sariñena. Realengo
Peñalba: Realengo
Robres: Conde de Robres
Sangarrén: Baronía de Robres
Sariñena: Realengo
Sena: Monasterio de Sijena
Senés: Baronía de Robres
Tardienta: Realengo
Torres de Barbués: Conde de Sástago
Torralba: Realengo
Tramaced: Duque de Villahermosa
Usón: Conde de Sobradiel
Valfarta: Aldea de Sariñena. Realengo
Villanueva de Sijena: Monasterio de Sijena
Como se puede apreciar faltan algunos pueblos como Monegrillo, La Almolda, Leciñena, Perdiguera, Lalueza, Poleñino, Alcubierre y Catelflorite, de los cuales no he podido conseguir documentación en esas fechas pero sin en anteriores.
Así tenemos que en el año 1610 esta era la situación de estas poblaciones
Monegrillo: Baronía de Sástago
La Almolda: Don Juan de Torrellas- Baronía de Antillón
Leciñena: Aldea de Zuera
Lalueza: Realengo
Poleñino: Obispado de Huesca
Alcubierre: Conde de Sástago
Castelflorite: Don Juan de Torrellas. Baronía de Antillón
Farlete: Barón de La Laguna.
Perdiguera: Faltan datos
Para comprender mejor a lo que nos referimos, a continuación pongo dos ejemplos.
Barbués es lugar de señorío , que lo es jurisdiccional y territorial del Conde de Sástago quien los vecinos pagan derecho de seiseno de todos los frutos mayores como trigo, mixtura, cebada y avena y una de cada ocho partes de vino, maíz, mijo, cáñamo y otros menores además de un cahíz de trigo y una gallina por vecino.
Tardienta villa de realengo sus vecinos pagan décima y primicia de sus frutos las que percibe el Cabildo de Huesca diezmador universal. Es decir esta institución era la que recaudaba en nombre del rey
Nos imaginamos a nuestros antepasados inclinados bajo el sol inclemente, o sufriendo las heladas y los fríos para sacar rendimiento a esta tierra siempre áspera y desagradecida para que unos cuantos mandantes vivieran a su costa y siempre con la ley de su parte. El hambre y la explotación siempre han acompañada al habitante de esta tierra y de eso sabían muchos los que nos precedieron.
José María Plaza Sáez