
Roberto Serrano, frente a la puerta de acceso del Santuario de Magallón.
Roberto Serrano lleva el dance en la sangre. Actualmente, es el mayoral del grupo de Robres, una figura clave en la conservación y transmisión de esta ancestral tradición, que, en su caso, también es legado familiar. Al igual que cada año, el último domingo del mes de mayo, el monegrino dirigió a la formación en su actuación ante el Santuario de Nuestra Señora de Magallón de Leciñena.
Han vuelto al Santuario de Magallón, ¿cómo se siente un danzante este día?
Para los danzantes y para toda la gente de Robres, es un día marcado en rojo en el calendario. Aunque lo hayas vivido muchas veces, siempre emociona. Cuando haces el camino andando, pasas la sierra y ves el santuario aparecer… sientes que ya estás allí. Es una sensación especial, muy difícil de explicar si no la has vivido.
El de Robres es el único dance de Los Monegros que se representa fuera de su localidad y al margen de su patrona. ¿A qué se debe esa particularidad?
No lo sabemos con certeza. La romería está documentada desde el siglo XIII y nunca se ha interrumpido, salvo en los años de la pandemia. No hay constancia de un hecho concreto que marcara su inicio, una aparición o una promesa, así que entendemos que fue el resultado natural de un proceso vinculado con la devoción y el agradecimiento a la Virgen. Para Robres, Magallón es tan importante como nuestra patrona, la Virgen de Agosto. Es uno de los grandes momentos del año.
¿Y el dance nunca se ha representado en Robres?
Sí, en algunas ocasiones se ha hecho también en el pueblo, pero siempre como un complemento, nunca como sustitución. En Magallón, siempre, salvo los años de pandemia. En Robres puede hacerse en fiestas mayores, pero la representación oficial y esencial es en el santuario.
Usted es el mayoral del grupo, ¿qué funciones debe desarrollar esta figura?
Suele ser el coordinador del grupo, el que asume la responsabilidad de enseñar a los nuevos integrantes y dirigir las representaciones. Además, muchos dances conservan una parte teatralizada, donde el mayoral es el representante del pueblo, el que se erige como promotor de la fiesta cristiana que los turcos quieren sabotear.
¿Y siempre ha interpretado el mismo papel?
Yo empecé de rabadán en 1980 y después, fui diablo y danzante. Nuestros dances son muy ricos en personajes.
De su atuendo, me quedo con sus albarcas, aunque viéndolo actuar tendrá que reemplazarlas pronto; nunca he visto bailar tanto a un mayoral.
Me lo pide el cuerpo. Y, además, creo que es la mejor forma de acompañar al resto de danzantes y mantener el brío de las mudanzas. Las albarcas que llevo están hechas con goma de rueda y son herencia familiar. Ya las llevaba mi padre, Antonio Serrano, que fue danzante a mediados del siglo pasado y después, y durante casi 30 años, mayoral, justo cuando tuvo lugar la recuperación del dance de Robres en 1981.
Tras su recuperación, fue interpretado con charanga y en 1995, se reintrodujo la gaita. Hace justo 30 años. ¿Cómo se produjo el cambio y cómo lo valora?
Hoy es un claro acierto. En aquel momento, podía parecer una locura, porque el sonido de la gaita podía resultar raro y hasta desagradable, básicamente por desconocido, pero 30 años después creo que ha tenido mucho sentido y tiene un valor enorme. Y más después de saber que tenemos la gaita más antigua de Aragón. De hecho, los instrumentos que se tocan hoy en día son réplicas de aquella, la usada por los hermanos Becana, que fue sometida a la prueba del carbono 14 y que ha sido datada entre los años 1680 y 1730.
Robres será este año la sede del encuentro anual impulsado por los dances de Los Monegros. Usted forma parte del grupo de trabajo, ¿cómo valora esta iniciativa?
Hemos creado un grupo de trabajo muy unido, que está luchando por otorgar a nuestras dances el reconocimiento que merecen y ganar en visibilidad. Y lo estamos consiguiendo. Los encuentros celebrados han sido todo un éxito y en Robres, esperamos volver a registrar una gran participación. Los dances están entre las señas de identidad más importantes de nuestros pueblos, con una larga tradición, ya que se vienen repitiendo de la misma manera desde hace dos o tres siglos. Además, se trata de una manifestación que enraíza con la religiosidad y la cultura popular.
Hay elementos muy espectaculares en los dances: la salida del demonio, el baile de las cintas o la mudanza del Degollao, con torres humanas y niños volteados. ¿Se pueden convertir en un reclamo turístico?
Nuestra intención es atraer más público y realzar nuestras actuaciones. El propio encuentro es un ejercicio de reclamo. Ahora bien, somos realistas, y sabemos que no podemos convertirnos en un foco de atracción de grandes masas, pero sí de personas con interés en el folclore, y por ello, el primer paso es hacernos más visibles y que se reconozca nuestro valor.