Aprobados regadí­os pendientes de Monegros II

Todos los proyectos son actuaciones sostenibles desde el punto de vista ambiental.

Regadí­o por aspersión en un campo.
Regadí­o por aspersión en un campo.

El Consejo de Gobierno celebrado el pasado jueves aprobó autorizar la resolución definitiva de la convocatoria de subvenciones para inversiones en materia de creación de regadíos, tramitada en el nuevo régimen de subvenciones, que tiene como objetivo principal la finalización de aquellos proyectos de creación de regadío que llevan años, en muchos casos décadas, pendientes de concluir.

A la convocatoria se presentaron 9 proyectos, de los que 6 han sido aprobados. Uno de ellos, es el de la Comunidad de Regantes del sector XIII-A Monegros Sur, en los municipios de La Almolda y Pina de Ebro, regadíos pendientes de Monegros II sobre los que ya se habían finalizado hace años las concentraciones parcelarias, distribuyendo en muchos casos la propiedad de los futuros regantes entre una zona regable y otra no regable en las zonas de especial protección de aves (ZEPA), que se crearon como medida de compensación. Los otros proyectos aprobados pertenecen a las comarcas de Bajo Aragón-Caspe, Campo de Borja, Hoya de Huesca y Somontano de Barbastro.

En total, los seis proyectos aprobados suponen un total de 10.629 hectáreas, con una inversión de 121 millones de € que efectuarán los regantes en un periodo de 5 años prorrogable. A dicha inversión el Gobierno de Aragón aportará una subvención máxima del 50 %, que suma un total de 55 millones de € pagaderos en 25 años. De este modo, serán las comunidades de regantes las que obtendrán el 100% de la financiación, ejecutarán las obras y, posteriormente, irán recibiendo la subvención a lo largo de 25 años conforme vayan amortizando los préstamos contraídos. De este modo, se movilizan 121 millones de inversión privada en el seno de las seis comunidades de regantes, que agrupan en torno a 700 propietarios, permitiendo la generación de unos 150 puestos de trabajo a corto plazo durante la ejecución de las obras, así como la posterior creación de unos 1.000 puestos de trabajo estables en el momento en el que las superficies se hayan transformado, contribuyendo a la fijación de la población y proyectos de transformación agroindustrial.

Todos los proyectos son actuaciones sostenibles desde el punto de vista ambiental y favorecerán, a su vez, la también imprescindible sostenibilidad económica de la población rural de las zonas áridas en las que se instaurarán los proyectos.