«Nuestros mayores se merecen el esfuerzo realizado y más»

Pilar Guerrero ha visto reconocida su lucha y entrega.

Pilar Guerrero
Pilar Guerrero

María Pilar Guerrero, directora de la residencia municipal de Sariñena, ha visto reconocida su lucha y entrega, con la imposición de la Medalla al Mérito de Protección Civil, una distinción que dijo llenarle de «orgullo» y compartir con «el resto de personas que desde dentro y desde fuera se volcaron en el cuidado y protección de nuestros mayores». De hecho, tras recibirla, dedicó gran parte de su discurso a nombrar a todos aquellos que respondieron con esfuerzo y generosidad al importante brote de covid-19 detectado en el centro durante la primera ola de la pandemia.

Del conjunto, Guerrero destaca la labor y dedicación del personal de la residencia y en especial, la respuesta de aquellas trabajadoras del servicio comarcal de Ayuda a Domicilio, que accedieron a reforzar la plantilla cuando se optó por el confinamiento de trabajadores e internos. El encierro se mantuvo durante 60 días, hasta el 25 de mayo, y para atender las necesidades surgidas, el personal se divido en dos grupos de unas 20 personas que se turnaban cada 15 días.

«Todas demostraron un gran sentido de la responsabilidad, y lo hicieron en un momento muy complicado, marcado por la incertidumbre, el desconocimiento y el miedo, ya que en aquellos primeros meses los recursos eran escasos y los protocolos, inexistentes. Las trabajadoras tuvieron un comportamiento ejemplar, anteponiendo el cuidado de los internos a sus vidas familiares», señala.

Para Guerrero, el confinamiento no fue un acto heroico sino que se llevó a cabo porque «era lo que había que hacer». En su caso, y por decisión propia, optó por instalarse en su despacho, en el que pasó algo más de dos meses, ya que era «la única forma» de dar respuesta a las necesidades del centro. «Me iba casi de madrugada y en casa, no vivía, colgada del teléfono y con una preocupación constante. Al final, fue lo más práctico y además, lo más seguro para mi propia familia», explica.

Aunque la covid «se llevó la vida de personas maravillosas antes de tiempo», Guerrero quiere pensar que «nuestro esfuerzo contribuyó a salvar a otros internos» y además, «nos dejó otras lecciones importantes, entre ellas, la fuerza de la unión y la solidaridad». De hecho, la monegrina también recordó en su discurso a todos aquellos que trabajaron desde fuera, entregándoles comida, enseres o medicamentos, así como al conjunto de colectivos e instituciones implicadas, desde Cruz Roja hasta Protección Civil, el Centro Comarcal de Servicios Sociales de Los Monegros, el personal del Centro de Salud de Sariñena, el Ayuntamiento de Sariñena, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o la Diputación Provincial de Huesca. También tuvo palabras de agradecimiento para las empresas y vecinos del municipio, «por sus gestos nobles y altruistas, que nos llenaron de energía y cariño», y además, hizo extensiva su distinción al resto de residencias del Alto Aragón, especialmente a las golpeadas por el virus, «donde saben lo complicado y duro que es lidiar con esta situación».

Para Guerrero, esta experiencia ha tenido aspectos positivos, ya que ha «sacado lo mejor de muchas personas y en nuestro caso, ha demostrado que nuestra labor es pura vocación». Y, en este sentido, agradeció a sus padres haber sembrado en ella el amor por el cuidado de los más mayores, es decir, por aquellos que nos criaron y educaron. «Los que nos dieron la vida se merecen todo lo que hemos hecho por ellos y más», señaló. Guerrero también tuvo palabras de agradecimiento para los familiares de los usuarios y por supuesto, para todos los internos, que, según explica, han demostrado una gran fortaleza. «Son una generación muy fuerte. A lo largo de sus vidas, han superado muchas adversidades y penurias, lo que les ha servido para enfrentarse a esta pandemia. Nosotros quizá no lo hubiéramos soportado. Han sido comprensivos y colaboradores, sin una queja ni un lamento. Nuestros mayores se merecen todo el esfuerzo realizado y más», concluye.