Monegros, a la expectativa por la liberalización de la AP-2

La medida permitirá descongestionar la peligrosa N-II.

La N-II soporta un tráfico diario de 6.000 vehí­culos.
La N-II soporta un tráfico diario de 6.000 vehí­culos.

Las barreras de la AP-2 se levantarán de forma definitiva este miércoles, 1 de septiembre, a las 00.00 horas, al finalizar la concesión a la empresa Abertis. La vía, que conecta Aragón con el Mediterráneo, dejará de ser de pago y se convertirá en autovía, lo que permitirá descongestionar una de las carreteras más transitadas y peligrosas de la Comunidad: la N-II, que atraviesa los cascos urbanos de Bujaraloz y Peñalba.

La liberalización en sí es celebrada en Los Monegros. Y es que el tramo sin desdoblar de la N-II entre Alfajín y Fraga soporta un tráfico diario de 6.000 vehículos, en su mayoría pesados, y en la última década acumula más de 700 accidentes y 62 fallecidos. Acabar con su peligrosidad es una demanda histórica en Aragón y en Los Monegros. Ahora bien, el fin de los peajes, y no el desdoblamiento, una de las opciones planteadas y nunca ejecutadas, deja en el aire el futuro de los negocios situados al pie de la N-II. También se teme que el descenso del tráfico frustre las mejoras que requiere esta vía.

«La descongestión de la N-II es una demanda histórica, que llevamos mucho tiempo esperando, ya que debido a la alta densidad de tráfico es una vía muy peligrosa», señala el presidente de la Comarca de Los Monegros, Armando Sanjuan, al describirla como «un rosario interminable de camiones». «De hecho, hay días en los que puedes tardar 15 o 20 minutos en cruzarla», añade. «Había que acabar con su peligrosidad. Han sido muchos los accidentes registrados y las vidas perdidas», subraya Sanjuan.

Aunque la seguridad vial es la prioridad, el presidente comarcal no oculta su preocupación por el futuro de los negocios dependientes de la N-II. «Hasta ahora, se trataba de un punto estratégico y por lo tanto, habrá que ver cómo pueden adaptarse o qué tipo de ayudas necesitan», indica. Bujaraloz y Peñalba serían las localidades monegrinas más afectadas. De hecho, el alcalde de la primera de ellas, Darío Villagrasa, calcula que solo en esta población más de 50 personas trabajan en los negocios vinculados con la N-II, entre los que figuran talleres, hostales o restaurantes. «Se trata de una situación nueva y por lo tanto, iremos analizándola durante los próximos meses. No podemos hacer futuribles. No obstante, Bujaraloz seguirá siendo un importante cruce de caminos y además, espero que los clientes de estas empresas sigan confiando en la profesionalidad, buen hacer y solvencia que han demostrado sus responsables durante décadas», afirma.

Al primer edil, hay además otras cuestiones que le preocupan ante la inminente liberalización de la AP-2. Y es que considera que no puede olvidarse que la N-II seguirá siendo una vía importante, además de ser la que atraviesa su casco urbano y la que utilizan a diario sus vecinos, y por lo tanto, será necesario asegurar su mantenimiento y mejora, y más teniendo en cuenta que ya presenta importantes deficiencias que deben subsanarse. «Hemos luchado mucho por su mejora y seguiremos haciéndolo, ya que nuestra prioridad sigue siendo velar por la seguridad de nuestros vecinos y en general, de todos aquellos que transitan por la N-II», señala Villagrasa.

El edil deja en un segundo plano la pérdida de ingresos asociada a la liberalización de la AP-2. En su caso, 58.000 euros anuales del IBI.