El carácter quijotesco de Villanueva de Sijena

La villa nueva de Sijena, el peso de la historia y las nuevas tradiciones.

Iglesia de Villanueva de Sijena.
Iglesia de Villanueva de Sijena.

La villa nueva de Sixena ha visto nacer, arder, decaer y resurgir el monasterio al que se debe. Su fundación, a finales del siglo XII, trasladaría a los habitantes de las poblaciones de Sixena y Urgellet, enclavados en la zona en la que se levantó el cenobio, a la actual ubicación, naciendo una nueva población que, lejos de vivir a la sombra del monumento, ha sido su principal apoyo a lo largo de los siglos.

El carácter quijotesco de sus habitantes les ha llevado a defender siempre las causas más justas, con la verdad por delante. Igual se trate de un descubrimiento científico (aunque este contradiga las doctrinas del cristianismo) como recuperar el tesoro artístico disperso de un monumento nacional. También en lo cotidiano han emprendido batallas, como su lucha por evitar el cierre de la escuela, que en el curso 2017/2018 contaba con tan sólo tres alumnos matriculados y hoy cuenta hasta con aula de educación infantil.

Las calles de la localidad, distribuidas ante a la iglesia, presumen de casas solariegas cuyas fachadas llenan rejas, arcos y aleros que regalan al visitante un recorrido cargado de historia, cuyo peso se nota en cada rincón del pueblo. Casa Chesa, Casa Labrador, Casa Calvo… pero si una destaca entre todas, es la Casa Natal de Miguel Servet, el humanista, médico y teólogos que en siglo XVI convulsionó Europa con sus escritos teológicos, siendo condenado a muerte por Calvino, y que pasaría a la historia por su descubrimiento científico, el de la circulación pulmonar de la sangre. Hoy, un Instituto de Estudios fomenta el estudio de su obra y mantiene vivo el legado servetiano.

Pero, no conformada con vivir del pasado, Villanueva ha sabido crear nuevas tradiciones, ligadas a los nuevos tiempos, como el Carnaval, único en Monegros, la bajada de barcas del río Alcanadre, o el entierro de la sardina como colofón a sus fiestas patronales.

Un presente, bien asentado en un gran pasado, para proyectar el futuro.