Dos vecinos de Grañén crean un belén en una antigua cueva

Ángel Pertusa y José María Rivarés son los artífices del singular montaje.
José María Rivarés y Ángel Pertusa, en la cueva en la que se ubica el belén.

José María Rivarés y Ángel Pertusa, en la cueva en la que se ubica el belén.

Aprovechando una antigua cueva, y por segundo año consecutivo, Ángel Pertusa y José María Rivarés han recreado un singular belén en la localidad de Grañén. A la imagen del Nacimiento, se suman elementos tradicionales de uso agrícola o cotidiano, figuras de animales o estampas naturales del entorno.

 

A través de esta iniciativa, ambos vecinos buscan alcanzar un doble objetivo: sumar a la dinamización del municipio y, al mismo tiempo, poner valor la recuperación de este rincón del casco urbano. De hecho, la cueva, que llevaba años abandonada y que sirvió de refugio en la Guerra Civil, fue recuperada dentro del proyecto de urbanización de la unión de las calles Santiago y San Isidro. Antes de ello, la vía era un terraplén, llena de escombros, tierra y piedras. Ahora, es un bonito espacio, con zonas ajardinadas y un nuevo acceso peatonal. La actuación fue realizada por los alumnos-trabajadores de un taller de empleo local sobre albañilería.

 

«Todos podemos sumar a mejorar y dinamizar nuestra localidad. Pueblo se hace entre los que aquí vivimos», señala Pertusa, que, además de voluntad, aporta habilidad y formación en pintura. De sus pinceles, han salido el Nacimiento, con las imágenes de la Virgen María, San José y el Niño, junto al buey y la mula, así como un mural de la cercana serreta vista desde Grañén, donde aparecen las poblaciones de Marcén, Fraella, Tramaced y Piracés. La imagen se ajusta a la realidad, con algunos de los elementos naturales más destacados como el Mobache, los torrollones o el pantano de Marcén.

 

El montaje incluye varios objetos antiguos de uso cotidiano y agrícola.

El montaje incluye varios objetos antiguos de uso cotidiano y agrícola.

 

El belén también incluye varias figuras de animales como corderos, con un pesebre creado de forma artesanal, así como patos, caballos o camellos. Algunos han sido donados por otros vecinos con el ánimo de colaborar.

 

Las escenas han sido enriquecidas con objetos antiguos de uso agrícola o cotidiano, donde figuran cencerros, ollas, tinajas, un puchero de metal, un fuelle, un rastrillo o una horca. Todo está iluminado y gana durante la noche.

 

De cara al próximo año, ambos vecinos tienen la intención de ir ampliando las escenas, con la creación de nuevas figuras. También esperan dotar de agua al río. Para ello, animan a aquellos que lo deseen a sumarse a esta iniciativa y colaborar.