La Cartuja: historia de un sueño compartido

Del agujero del chapitel de su torre campanario a la restauración de las pinturas de Bayeu.
Sandra Gracia y Pilar Cano, dos de las responsables de la restauración de las pinturas, en lo alto del andamio.

Sandra Gracia y Pilar Cano, dos de las responsables de la restauración de las pinturas, en lo alto del andamio.

Hace casi nueve años, Desde Monegros se estrenaba en el sector digital llevando a su portada la adhesión de varias asociaciones y personas a título individual al manifiesto Salvemos La Cartuja. Aquel abril de 2013 los monegrinos comenzaban a levantar la voz contra el deterioro de un monumento amenazado por el olvido y la ruina. Para detener su particular cuenta atrás, apostaban por su paso a manos públicas, un anhelo que se materializó dos años después, gracias al paso dado por la Diputación Provincial de Huesca, que decidió adquirir el enclave y afanarse en su recuperación.

 

Desde entonces, las grúas y los andamios se han colocado en cada foto de La Cartuja de Las Fuentes, situada en pleno corazón de Los Monegros, entre las localidades de Sariñena y Lanaja. En la actualidad, los trabajos han llegado a una de sus fases más ambiciosas y esperadas, la restauración de las pinturas murales de fray Manuel Bayeu, que ocupan más de 2.000 metros cuadrados, constituyendo la obra más extensa y representativa del que fuera cuñado de Goya. También han sido consolidados los diferentes edificios, acondicionado el entorno y reparado el atrio de entrada. Y, entre las primeras mejoras, quedó para la historia el agujero del chapitel de su torre campanario, que llegó a convertirse en un símbolo de su deterioro. Al desarrollo de cada fase, ha acompañado siempre un régimen estable de visitas bajo el slogan: “Abierto por obras”.

 

 

Hasta llegar a la compra, el movimiento social fue ganando en intensidad. Alentado por el blog Os Monegros, el manifiesto Salvemos La Cartuja consiguió el respaldo de asociaciones y colectivos como Apudepa, Añoranza, Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet, la asociación José Antonio Labordeta de Jorcas o Hispania Nostra. A nivel particular, también sumó los apoyos del editor Salvador Trallero, el etnógrafo Eugenio Monesma o los escritores Antón Castro y Óscar Sipán.

 

«A raíz del manifiesto, surgió la plataforma Salvemos La Cartuja, lo que permitió el desarrollo de nuevas acciones, entre ellas, la romería ciudadana al monumento, que consiguió reunir a más de 300 personas en su primera edición», explica Joaquín Ruíz, promotor del blog Os Monegros y pieza clave en el movimiento social a favor del enclave. De hecho, suya fue la iniciativa de incluirlo en la Lista Roja de Patrimonio de Hispania Nostra o llevarlo a la portada del cupón de la Once en 2014.

«Me emociona ver el avance de las obras y en especial, la admiración de aquellos que atraviesan sus puertas. Por fin, tal y como se pretendía, se trata de un lugar cuidado y valorado»   

 

Al volver la vista atrás, Ruíz asegura sentirse «impresionado» con la transformación del monumento, declarado Bien de Interés Cultural en 2002, otro hito significativo en los albores de su nueva etapa histórica. «Me emociona ver el avance de las obras y en especial, la admiración de aquellos que atraviesan sus puertas. Por fin, tal y como se pretendía, se trata de un lugar cuidado y valorado», señala.   

 

Investigador y divulgador incansable, Ruíz sueña ahora con convertir en referente el caso de La Cartuja de Las Fuentes. «Se trata del mejor ejemplo de la importancia de la implicación ciudadana y, al mismo tiempo, de cómo la inversión en patrimonio vuelve con creces al territorio, ya que el monumento ya es un foco de atracción de visitantes y un motor de desarrollo de Los Monegros», concluye.

 

Integrantes de la plataforma Salvemos La Cartuja unen sus manos en marzo de 2014. En el centro, Ruíz.

Integrantes de la plataforma Salvemos La Cartuja unen sus manos en marzo de 2014. En el centro, Ruíz.

 

A la iniciativa ciudadana y social, también se unieron muy pronto los principales estudiosos de la historia de la Cartuja de Las Fuentes y el legado de fray Manuel Bayeu, Elena Barlés y José Ignacio Calvo. Ambos formaron parte del grupo de expertos que realizó un diagnóstico de su estado a través de Apudepa y se unieron a las romerías reivindicativas organizadas por la plataforma Salvemos La Cartuja. Su adhesión fue algo natural. De hecho, Calvo tiene raíces familiares en la localidad de Pallaruelo de Monegros, de la que procedía su madre, y además, tras varios estudios previos, dedicó su tesis doctoral a la figura de fray Manuel Bayeu. «He tenido siempre un contacto muy estrecho con el monumento, a nivel académico y emocional», dice, al explicar las razones que le llevaron a sumarse a la incipiente iniciativa ciudadana.

 

Para el futuro de La Cartuja, Calvo cree que el principal reto está en que el conjunto monacal «encuentre su propia personal», distinguiéndose del resto de los incluidos en el catálogo patrimonial de Aragón. Y para lograrlo, considera que «su fuerza reside en su carácter cartujano, que por definición es un lugar aislado, un desierto, un espacio de retiro, lo que encaja a la perfección con el paraje en el que se sitúa y del que debe procurar impregnarse».

 

Apudepa impulsó la creación de un grupo de expertos, del que formó parte José Ignacio Calvo (cuarto por la izquierda).

Apudepa impulsó la creación de un grupo de expertos, del que formó parte José Ignacio Calvo (cuarto por la izquierda).

 

De forma reciente, Calvo ha estado entre los privilegiados que han podido subirse a los andamios colocados en la nave de la iglesia y observar a un palmo de distancia las impresionantes pinturas de las bóvedas, donde figuran cuatro paisajes de la vida de la Virgen María. «Su estado de conservación es muy bueno, sin intervenciones previas ni excesiva contaminación. El deterioro es el habitual del paso del tiempo. Sin duda, es impresionante admirarlas desde esta nueva perspectiva, sin teleobjetivos de por medio», sostiene, coincidiendo en su diagnóstico con los responsables de la empresa adjudicataria de su restauración, Ártyco.

 

Los trabajos actuales se centran en la bóveda y los muros. En estos últimos, donde se narra la Pasión de Cristo, se aprecia con mayor claridad los daños causados por las filtraciones, que han causado importantes desconchones. Tras una larga labor de fotografía y análisis, el equipo de la empresa Artyco, del que forman parte quince personas, lleva a cabo una minuciosa intervención, limpiando la superficie, fijando los fragmentos conservados y finalmente, dando un orden e integración cromática, sin recreaciones.

 

 

En total, la fase actual supone una inversión de 921.000 euros. Dentro de ella, además de la restauración de las pinturas murales, se incluye la rehabilitación del edificio de las antiguas porterías, que se convertirá en un centro de visitantes, con aseos, zona de descanso y un área de información turística, según explica la vicepresidenta de la DPH, Elisa Sancho.

 

En su caso, llegó al monasterio de la mano de su compañera de partido en las Cortes de Aragón, Lorena Canales, que le invitó a conocer el enclave, que, según explica, dejó en ella una honda impresión. La misma sensación causó en el entonces presidente de la DPH, Antonio Cosculluela, que salió convencido de la necesidad de escuchar la reivindicación de la ciudadanía y asumir la responsabilidad de salvar el monumento. La gestión de la compra fue rápida. El precio se fijó en 260.000 euros y desde entonces, incluyendo el coste inicial, han sido ya invertidos 2,5 millones de euros. Las primeras fases se dirigieron a la renovación de las cubiertas de los edificios del conjunto monacal, con el fin de acabar con las filtraciones y evitar el progresivo deterioro de las pinturas murales.   

 

Sancho tiene claro su deseo de futuro: «convertir el monumento en motor de desarrollo social y económico de Los Monegros». Para lograrlo, dentro los planes más inmediatos de la DPH, figura la adquisición de un terreno anexo que convertirán en zona de aparcamiento así como la adhesión de otras once hectáreas, que están situadas justo detrás, donde se ubica la fuente, y que darán una nueva dimensión al complejo. De hecho, hay varias opciones sobre la mesa, desde crear una hospedería hasta un complejo de formación vinculado con la restauración o una zona de cultivos autóctonos, según explica Sancho. En este último caso, una de las opciones planteadas es crear una plantación experimental de trufas del desierto.

 

El equipo de Artyco trabaja en la restauración de las pinturas de la nave de la iglesia.

El equipo de Artyco trabaja en la restauración de las pinturas de la nave de la iglesia.

 

Hace casi una década, la DPH ni siquiera estaba en las quinielas. De hecho, las miradas iniciales de ciudadanos, asociaciones y políticos de la zona iban dirigidas hacia otra institución, el Gobierno de Aragón, que rechazó el ofrecimiento de compra de sus anteriores propietarios, la familia Bastarás, excusándose en el alto coste de la restauración, que cifró en alrededor de 27 millones de euros, cuando la realidad ha demostrado que «el dinero necesario para consolidar el edificio era muy inferior», señala el representante de la propiedad, Alberto Borrás. En su opinión, en realidad, faltaba voluntad.

 

Desde que entregó las llaves del conjunto monacal, Borrás ha seguido con atención los pasos dados por la DPH, que, en su opinión, ha sabido elegir el destino de sus inversiones. «Ha trabajado con seriedad y compromiso, destinando el dinero a los jornales de trabajadores sobre el tejado, sin despistarse con grandes anuncios ni proyectos innecesarios», señala. «Para nosotros, es una satisfacción que se cuide y valore un lugar tan querido», añade.

 

Para mostrarlo, cada fin de semana el monumento cuenta entre sus guías con un investigador de excepción, Alberto Lasheras, implicado desde sus inicios en la recuperación y puesta en valor de La Cartuja de Las Fuentes. Su pasión por la historia y el arte, lo llevan siempre más allá del discurso oficial, enriqueciendo sus explicaciones con anécdotas, personajes y detalles adaptados al interés de cada visitante.

 

Al acudir a su cita con el público cada fin de semana, Lasheras asegura vivir en un sueño perpetúo, por ser testigo del avance de los trabajos de restauración y por la impresión que causan en los visitantes. «Sus caras reflejan sorpresa y admiración por todo lo que ven y perciben y valoran justamente el gran esfuerzo que está haciendo la DPH», señala. Al investigador, le gustaría asociar su futuro al disfrute de un espacio «en el que se pueda encontrar la concentración necesaria para trabajar y crear», sin perder su apertura al gran público, con el ánimo de que se siga visitando y amando.

AGENDA

23 de abril

San Jorge. La celebración se extenderá por gran parte de Los Monegros, con actividades culturales y de ocio, entre ellas, numerosas comidas populares. 

 

21 de abril

Actividades medioambientales en Sariñena. Habrá una charla sobre la generación de residuos y su impacto en el medio rural (11.00 horas) y un taller sobre reutilización textil (17.00 horas) en el Museo de la Laguna.

 

19 y 20 de abril

Fiestas de Santa Engracia en Huerto. La programación incluye la tradicional romería a la ermita de Santo Domingo y la despedida con jotas a los vecinos de Alberuela y Usón.

 

27 de abril

XXII Edición de Orbea Monegros. La prueba referente de mountain bike tendrá lugar el 27 de abril en Sariñena.