Jesús Cancer: «El dance es una de nuestras manifestaciones más amplias y ricas»

El investigador es autor de los libros ‘El Dance de Sena’ (1998) y 'El Dance de Aragón, su estado actual a la entrada del siglo XXI' (2003)

Jesús Cancer ha publicado dos libros con el dance como protagonista.

 

A la vista tenemos el tercer encuentro de dances de Los Monegros, ¿qué aporta un acto de este tipo y por qué era necesario?

En Los Monegros, se conservan once dances, que se interpretan cada uno en una localidad y, aunque suelen ser en diferentes fechas, existía cierta desconexión y desconocimiento, especialmente entre los más alejados. Había que conocerse y estrechar lazos, ya que nos une una misma pasión y además, compartimos objetivos. Juntos somos más fuertes y por lo tanto, tenemos más opciones de ser escuchados por las instituciones y reconocidos fuera y dentro de Los Monegros.

 

Para llegar a la celebración de este acto, ha sido creado un grupo de trabajo con representantes de las diferentes formaciones, que ha dado lugar a otras acciones, entre ellas, el intento de declaración conjunta como Bien de Interés Cultural Inmaterial. ¿Han avanzado?

Hemos presentado la documentación requerida y ahora mismo, está en tramitación. A priori, el Gobierno de Aragón quiere que sea un reconocimiento extensible a todos los dances de la Comunidad, independientemente de si se conservan en Los Monegros, El Moncayo o la Ribera del Ebro; así que todavía habrá que esperar. Aunque solo es un título, es necesario e importante, ya que reconoce la riqueza de nuestros dances.

 

Ahora que hace referencia a otros dances aragoneses, ¿qué peso tienen los conservados en Los Monegros?

Ahora mismo, es la comarca con más dances vivos de Aragón. Y eso que estamos entre las menos pobladas. En total, somos 18.000 habitantes, con once dances conservados, una cifra muy importante. Otras zonas de alta densidad son la Ribera Alta del Ebro, hasta Gallur y Mallén, y la zona del Moncayo.

 

En nuestra comarca, ¿hubo más en algún momento?

Tuvimos más. Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, tenemos noticias de la existencia de dances en Monegrillo, hasta el siglo XX, así como en Albalatillo, Perdiguera y Peñalba. También hay quién habla de la posibilidad de que existiera en Villanueva de Sijena, aunque yo no he encontrado datos, y además, aunque fue como imitación de los representados en Sariñena y Lanaja, hubo un intento de llevarlo al pueblo nuevo de La Cartuja de Monegros.

 

Además del alto número, ¿qué otros aspectos nos distinguen del resto de dances aragoneses?

Nuestros dances están entre los más antiguos y completos y además, uno de nuestro principales valores está en el trabajo realizado para recuperar y después, mantener el acompañamiento de la gaita de boto aragonesa, que es el instrumento principal de la mayoría de los dances monegrinos.

 

Habla de su antigüedad, ¿se puede poner fecha a su origen?

Se trata de una cuestión compleja. Tendríamos que remontarnos a las opiniones y estudios de grandes investigadores como Antonio Beltrán, Mercedes Pueyo o Miguel Arnaudas. Por ejemplo, el primero se retrotraía hasta las danzas del neolítico, es decir, prehistóricas, y otros descartan esta opción, acercándose a los siglos XVI y XVII, especialmente a los autos sacramentales, entre ellos, Mercedes Pueyo, recordando que Aragón fue uno de los primeros que hizo renacer estos textos teatrales de carácter religioso, que fueron combinados con las antiguas danzas agrícolas de palos y después, de espadas. Todas las civilizaciones han tenido sus danzas. En Sena, por ejemplo, hay constancia de que los vecinos de la zona obsequiaban con sus bailes a las monjas de Sijena en el siglo XIII, aprovechando la Pascua de Navidad, sin que podamos saber cómo eran esos bailes y si guardaban o no similitud con los dances. En el siglo XVII, sí hay documentación más específica, en la que se habla de bailes, pero también de dichos y además, de función, una palabra muy utilizada para referirse a la que hoy entendemos como la representación principal. Hasta hace poco, los más mayores de la población aún llamaban ‘función’ a la parte teatral del dance. Y, por lo tanto, ahora mismo, lo más certero sería hablar de esas fechas, es decir, de los siglos XVI y XVII.

 

¿Y su vinculación con el mundo pastoril?

Los dances más completos se articulan en cuatro partes: el diálogo entre mayoral y rabadán, llamado pastorada; la lucha de moros y cristianos; el desarrollo de las mudanzas; y la lucha del Bien y del Mal, representados en el Ángel y el Diablo. Según varios estudios, lo más lógico es pensar que las pastoradas están influidas por las llamadas pastoradas de la zona de la Ribagorza, interviniendo todo tipo de factores, entre ellos, el fenómeno de la trashumancia de la montaña al llano.

 

¿Y cuándo entró el componente religioso?

Al principio, estaban las pastoradas, con la intervención de mayoral y rabadán, donde ya se mezclaba lo religioso y lo satírico, así como representaciones del bien y del mal. Después, al ver que eran fenómenos arraigados entre la población, que calaban y unían, el discurso fue intervenido por la Iglesia, aprovechándolo para sacralizar el acto, es decir, dedicarlo al patrón o la patrona, llegándose a interpretar dentro de las iglesias. Probablemente, su paso a las plazas o el exterior de los templos se produjo cuando entró la prohibición de Carlos III, que no permitía las representaciones teatrales en las iglesias, aunque duró poco tiempo, y no fue respetado por todos, y en la actualidad, la mayoría de grupos sigue estando presente en las celebraciones religiosas.

 

¿Qué sabemos de la introducción de las luchas entre moros y cristianos?

Tal y como ocurre en el Levante, con la famosa representación de Alcoy, nuestro dance hace referencia a estos lejanos enfrentamientos. Dentro de los textos, hay referencias a numerosos personajes. Por ejemplo, Sena nombra al emperador Carlomagno y además, incluye referencias muy concretas a hechos acaecidos en los siglos XII y XIII, es decir, en plena Reconquista. Otros dances se van nutriendo de hechos históricos posteriores, de las incursiones de los berberiscos a la guerra de Portugal o del Rif en África, lo que demuestra que han ido variando a lo largo de los años, normalmente bajo los dictados de las autoridades religiosas y de los propios mayorales, que eran los que representaban la cultura popular.

 

En la actualidad, ¿cuáles son los principales retos de los dances monegrinos?

Hay varios. Aunque la mayoría disponen de una gran cantera, no es fácil atraer y mantener a los más jóvenes, ya que sus opciones de ocio e intereses son mayores: juegan al fútbol, hacen escalada o quieren irse al centro comercial. Antes, el dance era el principal atractivo de las fiestas patronales de los pueblos y prácticamente, una oportunidad única de contribuir y socializar. Ahora, no es así. La competencia es mucho mayor, es decir, los jóvenes tienen numerosas alternativas de ocio. De hecho, otro de los objetivos del encuentro siempre ha sido estrechar lazos entre los danzantes, especialmente entre los más jóvenes, aunque fuera por un día, para que tomaran consciencia del valor global de lo que están defendiendo. Hay que conseguir engancharlos y hacer que asuman responsabilidades.

 

Además, atendiendo al último aspecto que hemos hablado, el propio fenómeno de la inmigración es otro de los desafíos a los que deberán enfrentarse los dances. Ahora mismo, es una realidad que los textos de nuestros dances hablan de luchas contra el ‘turco’ o el ‘moro’ y en un futuro, es posible que esos textos puedan generar rechazo entre una parte de la población. El final es siempre el mismo, es decir, la rendición y conversión del musulmán, ya que fue así históricamente, pero es cierto que ya hay dances que se están planteando reconfigurar este episodio.

 

¿Y cuál es su postura?

Me gustaría que perdurasen tal y como los conocemos, pero reconozco que será muy complejo de mantener y que puede que haya que adaptarse; tampoco el dance de hoy en día es el mismo que el del siglo XVI. Ha habido elementos que han perdurado y otros, que han desaparecido o evolucionado. El dance incluye aspectos populares, históricos y religiosos, que pueden adaptarse al momento actual, entre ellos, la importancia de discernir entre el bien y el mal, más allá del concepto teológico, y puede que en ese equilibrio o readaptación esté la clave.

 

A lo largo de los siglos, ¿cuáles han sido sus principales adaptaciones? ¿Algún ejemplo que denote un cambio importante?

Antiguamente ninguna mujer formaba parte de los dances, a excepción de los denominados ‘dances de gitanillas’ o de Santa Águeda, donde intervenían desde tiempos inmemoriales. En Los Monegros, ha sido una tradición reservada al hombre. Ahora bien, este hecho ha cambiado, en algunos por necesidad y en otros por decisión propia. Al principio, se permitió que determinados personajes, entre ellos, el Ángel, fuera interpretado por una niña y ahora, la mayoría de los grupos son mixtos e, incluso, el dance de Castejón está compuesto íntegramente por mujeres. De hecho, ellas fueron las artífices de su recuperación.

 

De una u otra manera, con sus adaptaciones, ¿por qué es importante mantener nuestros dances?

Todo lo que nos ha unido y nos ha hecho como somos viene de atrás, del esfuerzo de las generaciones anteriores por conservar y perpetuar sus tradicionales, modos de vida y cultura. El dance forma parte de nuestra raíces y ahora mismo, es una de nuestras manifestaciones culturales más amplias y ricas de Los Monegros.