
La Cartuja se tiñó de diferentes colores durante la actuación de La Bien Querida.
Tras más de dos meses de festival itinerante de pequeño formato recorriendo algunos de los paisajes más espectaculares y menos conocidos de las diez comarcas altoaragonesas, la sexta edición del Festival Sonidos en la Naturaleza, SoNna Huesca 2025, que organiza la Diputación Provincial de Huesca, bajó ayer el telón con dos de las voces femeninas que han marcado la última década en la música española: la de la madrileña Travis Birds, que abrió el concierto, y la de la bilbaína Ana Fernández-Villaverde, conocida en el mundo artístico como La Bien Querida.
Cerca de mil personas asistieron al último de los 27 espectáculos que ha programado el SoNna Huesca en su sexta edición. Familias enteras, grupos de amigos, parejas de todas las edades y melómanos habituales de la programación cultural del Alto Aragón acudieron a la cita que ponía fin al VI Festival Sonidos en Naturaleza. A pesar de estar concebida como un final de gran formato, la clausura en la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena también participa de esa atmósfera del SoNna Huesca, de diálogo entre la cultura, el arte y el paisaje. Y ayer lo volvió a demostrar.
Travis Birds
La artista madrileña presentó un repertorio muy equilibrado. Comenzó con un repaso a su nuevo trabajo, Perro deseo, y se sucedieron temas como A veces sueño, Cada minuto, Peligro, Cuando Satán vino a verme o Grillos. Pero la interpretación de Coyotes, la canción que la encumbró hace algunos años, dio paso a su repertorio de siempre con canciones conocidas y coreadas por sus fieles. Coyotes (sobre todo Coyotes) y Contigo, fueron las más coreadas, pero Travis se dejó para el bis, Eduardo y Telma y Louise, para conseguir un final en todo lo alto: tanto en lo musical, como en lo femenino.
Los temas de su nuevo trabajo, Perro Deseo, reflejaron la evolución de la artista, con un sonido más maduro y letras que profundizan en su característica introspección. La banda la acompañó muy bien, especialmente una trompeta que brilló con luz propia. Pero Travis sigue siendo la misma. Toda de negro y con su peinado punk de los ochenta, contrasta en ella la dureza de su personaje con la fragilidad de su voz
La madrileña estuvo a gusto y el público también. Hubo una comunión especial. La niña poetisa, que ya participó en el Homenaje a Pau Donés y ofreció un concierto en las Salinas de Naval en el SoNna Huesca 2021, ha subido un peldaño y se defendió perfectamente en un gran escenario. Demostró además gran complicidad con sus músicos.
La Bien Querida
Con una presencia sobria, casi litúrgica, La Bien Querida se adueñó del monumental recinto poco después con un ejercicio de autenticidad musical. El repertorio viajó desde los himnos de su primer disco, Romancero (2009), hasta los temas de su más reciente trabajo, LBQ, publicado en 2024.
No es casualidad que el álbum lleve su propio nombre artístico: es el resumen y la culminación de un recorrido que suma ya quince años y siete discos. El concierto de Ana Fernández fue como un relato sentimental que hablaba del amor, de su llegada y su partida, y de los estados de ánimo que acompañan ese tránsito. En la gira de LBQ, Ana se muestra más despojada de los arreglos sonoros con los que experimentó en discos recientes como Paprika (2022) y muestra una desnudez que, llevada al escenario, se tradujo en una interpretación sincera, sin más ornamento que su voz y una banda que supo darle soporte.
Hubo emoción en sus canciones himno como De momento abril, Muero de amor o El zoo absoluto. También hubo instantes en que el silencio del público se volvió denso La Bien Querida hizo ayer una suerte de confesión personal y su paso por el escenario aportó pausa y hondura. Fue el contrapunto perfecto a la energía expansiva con la que Travis Bird había abierto la velada y el cierre idóneo para una sexta edición brillante.
La última canción que sonó en el SoNna Huesca 2025 fue Dinamita, quizá la más esperada y la más coreada del recital de Ana Fernández, La Bien Querida.
Tras dos meses de festival, con dos conciertos semanales en julio y septiembre, y tres en agosto, quedaba recoger. Sillas, mantas, equipos, banderolas, caja de herramientas, la cinta americana, el photocall… Tras una gira intermitente de 27 bolos , el equipo de producción del SoNna Huesca, con Begoña Puértolas al frente, pudo, por fin, descansar.