
La salida se ha retrasado este año a las 10.00, dejando más tiempo para las charlas y la observación de los vehículos.
El rugido de las motos clásicas ha vuelto a llenar este domingo las calles de Alberuela de Tubo. La Concentración de Motos Antiguas, que este año celebraba su edición número 20, ha reunido a más de un centenar de amantes del motor. La mayoría son fieles a la cita y comparten un perfil similar: apasionados de las dos ruedas y, en muchos casos, herederos de vehículos cargados de historia y recuerdos, piezas que les devuelven a la infancia o les conectan con sus raíces.
Manuel Hernández, vecino de Sariñena, es un buen ejemplo. Antes de comenzar la ruta, su moto ha sido una de las más fotografiadas. Se trata de una Ossa 125 de 1962, la misma que su padre utilizaba a diario para ir a trabajar y en la que se recuerda montado. «Vivíamos en La Puebla de Castro y mi padre la empleaba para ir y volver a la presa del Grado, 18 kilómetros diarios», ha recordado. «Los domingos íbamos a buscar gasolina a Graus. Yo me subía atrás, marcaba las curvas y hasta imitaba el ruido del motor; me encantaba», ha explicado.
Manuel ha dedicado dos años de trabajo paciente y minucioso a restaurar la moto, respetando cada uno de sus elementos originales. «Hasta las cabecillas de los radios son originales», ha señalado. El esfuerzo ha tenido recompensa. De hecho, su Ossa 125 obtuvo de forma reciente el premio a la mejor rehabilitación en Alcañiz.
El monegrino ha defendido que lo mejor de estas concentraciones está en las historias personales, que se repiten una y otra vez, con motos llenas de belleza, memoria y apego. «Todos estamos aquí porque compartimos la misma pasión», ha señalado. Muchas de las motos que se han visto este domingo son heredadas, guardadas durante años en un garaje y recuperadas con paciencia y dedicación.
Así lo han confirmado también Juan Pérez, de Ejea de los Caballeros, y Juan Carlos Julián, natural de Grañén y vecino de Pina de Ebro, dos de los participantes más veteranos, con 12 y 14 ediciones a sus espaldas. «Yo repito porque es un día muy majo; nos gustan las motos, disfrutamos y, además, es un momento de encuentro, de juntarte con amigos o conocidos y con gente que siente la misma pasión que tú», ha señalado Pérez, que este año ha participado con una Yamaha del 86.
A su lado, Juan Carlos Julián ha vuelto a rodar por Los Monegros con una Ducati de 1975. «La mayoría somos más bien veteranos, que hemos tenido moto siempre, recuperándola de un familiar o amigo. Yo vengo porque se realiza en la comarca en la que nací y porque aquí siempre hay un ambiente magnífico», ha explicado.

De nuevo, ha habido algún vehículo histórico que ha despertado la curiosidad y admiración de los asistentes.
La celebración del 20 aniversario ha traído consigo novedades, como un recorrido inédito de casi 120 kilómetros que ha atravesado 15 localidades monegrinas, entre ellas, algunas de las más pequeñas del territorio como Marcén, Fraella, Torres de Barbués y Senés de Alcubierre. La organización, a cargo de la asociación El Puntal, ha acertado al retrasar la salida a las 10.00, lo que ha ofrecido más tiempo para charlar, reencontrarse y disfrutar de las motos.
La cita ha vuelto a ser una gran oportunidad para admirar auténticas joyas del motor, con modelos icónicos de marcas como BMW, Bultaco, Mobylette, Derbi, Ossa, Vespa, Puch o Ducati. El carácter abierto de la concentración ha hecho que hasta Alberuela de Tubo lleguen aficionados procedentes de todo Aragón y de diferentes puntos de España.
El ambiente en la salida así como en varias de las localidades atravesadas ha sido extraordinario, gracias al trabajo de la asociación El Puntal y a la participación e implicación de los numerosos voluntarios. En total, 134 en un municipio de unos 300 vecinos y vecinas censados. «La evolución de la prueba ha sido magnífica y el ambiente, inmejorable; cada año es mejor», ha destacado Miguel Torres, uno de los promotores del evento, que vivió sus tres primeras ediciones en Ibieca y después, se trasladó a Alberuela de Tubo. «La gente se vuelca y el ambiente es impresionante; se hace una gran labor por difundir y promocionar el mundo del motor. Sin duda, hoy en día está entre las mejores a nivel nacional», ha afirmado con orgullo.
Tras la ruta, la jornada continuará con una comida de hermandad y la tradicional entrega de galardones, que reconocerán el esfuerzo y la pasión de los participantes. Se concederán el Pistón de Oro, Plata y Cobre, además del premio especial ‘El Puntal’, que distingue la fidelidad o implicación especial de algunos moteros en la historia de esta concentración.