
Un millar de personas ha disfrutado de la actuación del artista bosnio junto a su orquesta.
La Cartuja de las Fuentes (Sariñena) late este fin de semana al ritmo de la mejor música. Goran Bregovic ha transformado este viernes la explanada del monasterio en una gran fiesta balcánica dentro del festival SoNna Huesca. La música, el paisaje y el patrimonio se han fundido en una celebración colectiva que ha arrastrado al público desde el primer acorde, en un concierto que apenas ha concedido un instante de recogimiento y que ha sido, sobre todo, pura fiesta.
Pasadas las siete de la tarde, los músicos de la Orquesta de Bodas y Funerales han irrumpido entre el público haciendo sonar sus instrumentos de viento. Trompetas, tubas, percusión y voces han ido construyendo el inconfundible sonido de los Balcanes. Bregovic, sonriente, con la guitarra colgada, ha aparecido en el escenario, llevándose los primeros aplausos y vítores. A sus 75 años, el artista bosnio, junto a su banda, ha llegado dispuesto a emocionar y a hacer bailar al público. Y lo ha conseguido. Ha sido un concierto de pura energía.
Las mil personas reunidas lo han entendido enseguida. Ha sido música imposible de escuchar sentado. Los pasos han salido solos. Brazos arriba, movimiento de cintura, giros improvisados… En medio de la explanada, un grupo de búlgaros ha mostrado cómo se baila en su tierra: unidos de las manos, avanzando en diagonal, entrando y saliendo del círculo. Baile balcánico en estado puro, colectivo y contagioso, que ha resumido el espíritu de la noche: una fiesta compartida en la que nadie se ha quedado al margen.

En el centro, con su guitarra, Goran Bregovic, junto a los integrantes de la Orquesta de Bodas y Funerales.
Mar Palacín, llegada desde Benasque, lo ha vivido desde la primera fila. «Me encanta. Hace años que le perdí la pista y es maravilloso estar aquí y poder verlo. Hace 20 años, escuchábamos su CD en bucle», recordaba. También Carlos Serrate, desplazado desde Zaragoza, lo describía como un sueño cumplido. «Hace años que quería disfrutarlo en directo y no había forma», ha dicho. A su lado, Mónica Morán asentía y ambos coincidían en que el SoNna «es una forma maravillosa de conocer lugares especiales; es un plus a los conciertos».
El concierto ha dibujado una línea ascendente con ‘Gas Gas’. El tema ha sido un punto de inflexión. Después, la intensidad ha crecido hasta el clímax final con dos de sus temas más conocidos: ‘Bella Ciao’ y ‘Kalašnjikov’, himnos coreados y bailados al unísono que han hecho saltar a todo el público sobre la pista de tierra situada frente a la Cartuja.
El festival SoNna, que organiza la Diputación Provincial de Huesca, se despedirá este sábado en el mismo escenario, con el doble concierto de Travis Birds y La Bien Querida. Será el broche a más de dos meses de viaje sonoro por rincones únicos del Alto Aragón. Aquellos que lo deseen todavía están a tiempo de conseguir sus entradas.

Las voces de la orquesta han elevado la emoción y la alegría de cada pieza.

La Cartuja de Las Fuentes ha vuelto a vivir un momento mágico.